24 de junio de 2010

Queso para ratas


Quedaba poco queso y había pastas. Buscaban queso, no había mas. Queríamos saber cuanto ponía cada uno, hacíamos cálculos que no conducían a nada. A nadie le importaba la publicidad de Garvarino en la caja negra, preferíamos mirar la quesera. En eso estaba cuando me acorde del día en que ocasioné su deformidad. No pude evitar reírme, por lo bajo, sin que nadie lo notara ( porque tenia ravioles en la boca y queda feo) y pensé que quería esa quesera para siempre. Porque me distraía de la caja boba y porque me hacia reírme en momentos inoportunos. En ese preciso instante madre largo su comentario vil y descorazonado: " La verdad esa quesera es un desastre, esta para tirar, habría que comprar otra". Saque mis ojos de mi querido objeto inanimado y mire a mamá, trague y dije: "Noooo, yo la quiero". Gracias a dios mi hermana se puso de mi lado y la quesera sigue en casa (todavía sin queso).

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